Toda publicación la hago después de la introducción de
"A Güemes, con otra mirada afectiva".
Barrio Güemes, moderno con huellas del pasado. Hay mucho que decir y mucho que contar, con el aporte del El Libro callejero de Pueblo Nuevo, carteles que recuerdan hechos, personajes de carne y hueso y fantasmas que fueron protagonistas de este pintoresco barrio.
Mi aporte fue sacar fotos de los carteles en mis paseos que hago por el barrio y así surgió el hacerlo en forma de blogger, a través de mis fotos y bibliografía de consulta ir sumando más información del barrio.
Donde se nota el paso el paso del tiempo, de lo que fue, lo que es y de las huellas de nuestros pasos a través del tiempo, donde queda una parte de ella, reflejado en sus calles y edificios. Quiero mostrar las historias de vida de ciertos personajes que transitaron sus calles, que lo supe por parte por su gente y otra por los carteles y buscando su historia o leyendas populares, allá y hace tiempo.
Y será oportunidad para recordar y escribir de aquella historia y de sus personajes que hicieron y dejaron tales como la Pelada de La Cañada, "el Chancho" Benedicto, La Gallina Gigante, el Cabeza Colorada, el Farol, o sucesos que marcaron el barrio.
También quiero decir y agregar que los límites sobrepasan, porque hay lugares donde las leyendas y personajes que hicieron al barrio más allá del El Abrojal, Pueblo Nuevo y hoy Barrio Güemes que en un tiempo fue más extenso.
Afortunadamente, el paso de los años hizo que todos esos mitos y creencias o leyendas fueron quedando en la memoria colectiva como parte del anecdotario cordobés y de los símbolos más representativos de nuestra ciudad y del barrio. Su antiguo muro, Calicanto, (Bvd. San Juan y Marcelo T. Alvear y Belgrano) fue inmortalizado en los versos de "Luna Cautiva", zamba del Chango Rodríguez.
" Y divisé tu rancho a orilla del camino
a donde los jazmines tejieron un altar
al pie del Calicanto la luna cuando pasa
peinó mi serenata la cresta del sauzal"
Inundaciones de la Cañada
En los archivos de La Voz del Interior se pueden cuantificar decenas de crónicas sobre muerte a causa de las inundaciones, con los ríos que desbordan y crecidas que arrastran a personas, una vivienda que se desmorona sobre alguien o electrocutados en un día de lluvias. Los archivos históricos señalan que la inundación más antigua fue en febrero 1671. Fue en La Cañada y dejó 14 muertos.
Más de 200 años más tarde, ya hay fotografías que dan una dimensión del temporal que azotó la ciudad de Córdoba el 19 de diciembre de 1890. En tiempos del gobernador Eleazar Garzón y del intendente Luis Revol, La Cañada volvió a inundar la ciudad tras una intensa lluvia. En sólo 4 horas cayeron 200 milímetros de agua. Esa vez hubo dos centenares de muertos y los daños materiales fueron cuantiosos, por lo que se constituyó en unas de las peores tragedias naturales que vivió la ciudad de Córdoba.
La Cañada volvió a hacer estragos el 15 de enero de 1939 cuando esa tarde cayeron en pocos minutos 100 milímetros y el "inofensivo arroyo volvió a convertirse en una fiera indomable que arrastró personas, árboles, muebles, carruajes, animales de tiro y todo lo que halló a su paso", según indican las crónicas periodísticas. El saldo fue de muertos y numerosos heridos.
La inundación además de los ranchos de El Abrojal, borró del mapa los adoquines de madera que tapizaban las calles céntricas, un emblema de la Córdoba de antaño que ya no se volvería a ver.
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